JAVIER ÁVILA
(COORDINADOR)
UNIVERSIDAD DE CÓRDOBA, ESPAÑA
PRESENTACIÓN
Aunque nada cambie, si yo cambio, todo cambia.
Honoré de Balzac
El aprendizaje implica cambio, ya sea en la estructura de los esquemas mentales (Rumelhart, 1975 y Rumelhart, & Ortony, 1977), los marcos (Minsky, 1975), los scripts (Schank & Abelson, 1977, 1995) o las sinapsis neurológicas que posibilitan la conexión neuronal (Zull, 2002 y Mora, 2013 ). Este cambio no ocurre por generación espontánea, sino que depende en gran medida del entorno donde la experiencia ocurra. Draganski et al. 2004 demostraron cómo el aprendizaje modifica las estructuras sinápticas del cerebro. Dos explicaciones se ofrecen para entender estos cambios: práctica y emoción. La práctica hace que las neuronas se activen con frecuencia, se desarrollen y se conecten entre sí creando sinapsis y modificando las estructuras neuronales, es decir, el aprendizaje. Este proceso de conexión necesita de la emoción y sus componentes químicos (dopamina, serotonina, adrenalina) para cambiar la fuerza de las sinapsis y la estructura misma de las redes neuronales.
El aprendizaje se conecta con la emoción cuando, durante el proceso, podemos percibir que la experiencia de aprender es rica sensorialmente e implica al alumno no sólo de cuello para arriba, sino en su dimensión cognitiva, afectiva y física. Esta premisa es en la que se basa este monográfico sobre cómo emocionar y mejorar el aprendizaje del alumnado de ELE. Las imágenes, el movimiento, las dinámicas de aula, la musicalidad, la música, y demás elementos participan de esta conexión experiencial tan relevante en el caso de una LE, donde distintos factores afectivos inciden en su aprendizaje. Entre estos factores destaca la motivación, el factor clave en el aprendizaje, el centro catalizador del proceso afectivo que conduce la orquesta y a la vez se resiente de cualquier entropía en el resto de instrumentos.
Toscano y Fernández contribuyen en su artículo con el análisis de elementos motivadores en el aula de ELE a partir de la Teoría de las Inteligencias Múltiples mientras que Tapiador y Fonseca se centran en música y emociones como elementos determinantes en el aprendizaje de español de alumnado universitario italiano. Se subraya la importancia de la música, que incide en lo emocional y en lo cognitivo para desarrollar la fluidez lectora en una lengua extranjera. Íntimamente relacionados también con la motivación y la pérdida de la misma están los factores que analiza Rubio: la autoestima y la ansiedad lingüística. Difícilmente podemos imaginar alumnos motivados ansiosos o con baja autoestima. La piedra angular del desarrollo de la competencia comunicativa se encuentra en la interacción oral en la clase de ELE, donde la consideración de la dimensión afectiva resulta, como afirman Arnold y Julián, imprescindible. Interacción implica volición y autonomía por parte del sujeto agente, y la destreza oral necesitará que se encuentre relajado, que sepa reducir su ansiedad, y que sepa cómo hacer buen uso de su voz y de la prosodia de la lengua extranjera.
Hay constituyentes claves del pensamiento humano que están cargados de emoción. Este es el caso de las imágenes mentales que analizan Ávila y Foncubierta. La imagen mental posee una relación simbiótica con el afecto donde ambos de benefician del buen hacer del otro. La neuroimagen nos ha revelado en los últimos tiempos que la imagen mental funciona como elemento basal del pensamiento y del conocimiento humano. El artículo de Ávila y Foncubierta toma esta realidad como punto de partida y la combina con la importancia de la imagen que nos rodea, el código visual cobra tanta importancia como el verbal en el sistema de comunicación humana. Nos interesa pues desde el aula de idiomas reconocer el potencial de la imagen percibida, física, y aumentarlo desde su interacción con la imagen mental. Tanto la imagen física como la mental apelan al componente afectivo del procesamiento de la información, las estrategias afectivas establecen una relación virtuosa con ambos tipos de imagen que se traduce en un beneficio cognitivo que puede tener implicaciones positivas en el aprendizaje de las lenguas. La imagen mental está íntimamente ligada al discurso interior, a nuestro monólogo lingüístico que articula el conocimiento del mundo (Vigotsky, 1960; Luria, 1959). Este discurso es el vehículo de nuestra identidad personal, pero puede hacerse público y social manifestando nuestras imágenes en palabras. Potenciamos este aspecto social del lenguaje al plantear dinámicas cooperativas, actividades en las que es necesario cooperar lingüísticamente para implementarlas.
“Nadie sabe más que todos juntos”, este principio organizativo básico opera también en el aprendizaje de una lengua, nadie aprende más que todos juntos. Casal y Hurtado proponen en su artículo la creación de grupos cooperativos con el eneagrama como herramienta. Según estas autoras, el eneagrama permite resolver uno de los problemas de los grupos cooperativos, el de su creación. Por ello, toman como punto de partida los rasgos de personalidad del alumnado. Ahondando en la cooperación en el aula de lengua extranjera, Domínguez muestra en su contribución cómo sacar partido del potencial de la cooperación en la escritura y alude al aprendizaje tele-colaborativo. Vaquero y Suárez nos enseñan a jugar en grupo para aprender español, creando espacios paralelos al desarrollo del curso y expandiendo el concepto de aula, derribando muros e integrando la meta-reflexión sobre el propio proceso de aprendizaje en la dinámica de aula. El juego es relevante porque involucra lo emocional y puede incidir en el control de las emociones, lo que nos permite colocarlas en su punto efectivo.
El humanizar la experiencia de aprendizaje de lenguas con enfoque en la comunicación y desde la atención al afecto nos hace considerar también la competencia digital. Los medios técnicos son instrumentos que favorecen la comunicación, la interacción a niveles más globales y colaborativos. Teniendo en cuenta la revolución 2.0 y el alumno como “prosumidor”, José María Rodríguez propone también jugar usando la tecnología, incluyéndola en la dinámica de clase como un elemento de conexión, de unión y de trabajo en equipo que afecta la formación integral del alumnado.
La emoción es un elemento unido a la vida. Cuando los materiales, los recursos y los procedimientos que empleamos en el aula consiguen conectar con el sujeto que aprende es porque aparece la sensación emocional de la experiencia: lo vivido. Aquello que permite sustituir el esfuerzo de las tareas de memorización por el disfrute de las experiencias memorables, y que hace que consigamos recordar más fácilmente aquello sobre lo que tratamos de poner los cinco sentidos, precisamente, porque aparece un sexto elemento: la emoción con que canalizamos la experiencia de aprender. El profesor que cuida de los factores afectivos que participan del aprendizaje, es un docente que reflexiona y conoce de la importancia de ese “pegamento emocional” que une el conocimiento con la experiencia y que constituye la base del deseo de aprender y de seguir aprendiendo. ¿Por qué recordamos a un profesor de primaria después de cuarenta años estudiando? Probablemente, porque se preocupaba por nosotros, porque buscaba que aprendiéramos, porque quería que fuéramos felices. Así nos gustaría que se nos recordara: motivando, facilitando, creando comunidades de aprendizaje basados en la interacción, en la formación no solo lingüística sino vital del alumnado.
CONTENIDOS
Carmen Toscano Fuentes y Analí Fernández Corbacho
Una enseñanza reflexiva: aspectos cognitivos y afectivos que mejoran el rendimiento en el aula de ELE
Beatriz Tapiador Hernández y M. Carmen Fonseca Mora
El uso de la música para el desarrollo de la fluidez lectora: Motivación y Cognición
Fernando D. Rubio-Alcalá
La autoestima y la ansiedad en la clase de español como lengua extranjera
Jane Arnold Morgan y Concha Julián de Vega
Facilitando la expresión oral y la interacción en la clase de español como L2
Javier Ávila y J.M. Foncubierta
Imagen mental, alfabetización visual y estrategias afectivas
Antonia Domínguez-Miguela
Escritura cooperativa en el aula de ELE
Sonia Casal y Begoña Hurtado
El eneagrama como instrumento para la creación de grupos cooperativos efectivos en el aula de ELE
Nuria Vaquero Ibarra y Amanda Suárez López
La introducción del componente de aprendizaje a través de espacios paralelos al desarrollo del curso, abiertos al reto, a la reflexión y al juego
José María Rodríguez Santos
Integración afectiva y efectiva de la tecnología en el aula de segundas lenguas